martes, 28 de febrero de 2023
miércoles, 23 de septiembre de 2020
Los Dones
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que
os fue dada en Cristo Jesús...de tal manera que nada os falta en ningún don,
esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 1Co 1:4, 7
Don:
2. Cualidad o habilidad que alguien posee.
Creemos que, en el Contexto del Versículo, se refiere a lo segundo, los Corintios estaban dotados por Dios, de los Dones necesarios para funcionar muy bien, pero tristemente no era así.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 1 Cor. 12:4
Los Corintios estaban haciendo alardes del Don de lengua y lo veían como lo más importante, Pablo les recuerda que lo de más valor es tener al Espíritu Santo quien es el que da diversidad de dones y todos eran necesarios.
Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 1 Cor 12:11
Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 1 Cor. 12:5
La guía tanto con el ejemplo y a través de su Palabra para realizar todo servicio es él, y todos en un mismo sentir haciéndolo todo como para el Señor y no para gloria propia y en bien de otros.
De manera que, si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular 1 Cor 12:26-27
√ El Distribuidor Capacitador de los diferentes Dones: DIOS PADRE
Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. 1 Cor 12:6
Las diferentes actividades exitosas, por el funcionamiento de los Dones, tiende a traer en algunos el sentirse superior e indispensable, y en otros descontento u envidia, lo que no debería existir pues es Dios quien hace todo el Crecimiento lo da él
confiando en su palabra y en su amor.
Quiero yo cantar y orar,
y ocupado siempre estar
en la viña del Señor.
en la viña, en la viña del Señor.
Sí, mi anhelo es orar
y ocupado siempre estar
en la viña del Señor.
los esclavos del pecado libertar;
conducirlos a Jesús,
nuestro Guía, nuestra Luz,
en la viña del Señor.
confiando en el poder del Salvador.
El que quiere trabajar
hallará también lugar
en la viña del Señor.
martes, 22 de septiembre de 2020
Todo esto fue por tí
Pepita, la gitana, lo vio y le llamó mucho la atención, pues nada sabía de la muerte de Cristo. Cuando el pintor le contó fríamente la historia de la cruz, ella dijo: “Señor, Ud. Debe amarle mucho cuando Él hizo tanto por Ud. ¿No es cierto?”.
El artista no pudo olvidarse de esa pregunta, y se sentía descontento e intranquilo. Decidió ir a confesarse, a ver si eso le daba la paz que ansiaba. “Hijo, no te preocupes”, le aconsejó el sacerdote, dándole la absolución, “tu vida es buena, decente, y tú cumples con tus deberes. Estás bien”.
No obstante la pregunta resonaba todavía en su mente. Sabía que la absolución no era suficiente. Pensó, “Si regalara algo de valor a la iglesia, ¿quizás me daría paz? Pero, ¿qué podría ser? Si les cobrara muy poco por el cuadro de la crucifixión, eso sería un regalo de valor”.
Momentáneamente se sintió satisfecho, sobre todo cuando el sacerdote le dijo: “Muy bien hecho, hijo, ¡que Dios te acompañe en todo!”. Pasando los días, Stenburg sabía que Dios no le acompañaba, pues no tenía paz, y no amaba al Señor por lo que Él había hecho en la cruz.
Más intranquilo que antes, empezó a caminar por las calles de Dusseldorf día y noche tratando de deshacerse de su preocupación. Una noche vio a un grupo de personas entrando por la puerta de una casa, y le llamó la atención la expresión de felicidad en sus caras.
Enseguida decidió seguirles, y se sentó con los demás a escuchar la predicación. Esa noche el artista encontró la paz que buscaba. Aprendió que Cristo había llevado sus pecados en su cuerpo sobre el madero; que Él había muerto por el artista Stenburg.
Aceptó al Salvador y pudo decir: “Ahora sí le amo, ¡OH, cuánto le amo!”. El día siguiente no pudo contener su gratitud, y se dijo: “¿Cómo puedo contar a otros lo que Cristo ha hecho por mí? Lo único que sé hacer es pintar. Bien, voy a pintar un cuadro que muestre cuánto Él me amó.”
Entonces Stenburg pintó su gran obra maestra de la crucifixión, y la presentó al Museo de Arte de la ciudad de Dusseldorf. En el marco hizo escribir estas palabras: “Todo esto hice por ti: ¿Qué haces tú por mí?” Fue un elocuente sermón acerca del amor de Cristo a todos los que lo vieron.
Un día Stenburg entró en el museo y vio a una niña llorando delante de su cuadro. Cuando él se le acercó, ella se corrió un poco, y el artista se dio cuenta que era Pepita, la gitana, la misma que le había hecho la pregunta.
Ella le conoció, y entre lágrimas le dijo, “¡Es Ud., señor! ¡OH, señor, si tan solamente Él me hubiese amado tanto a mí!”. Los dos se sentaron en un banco delante del cuadro. Stenburg le contó toda la historia de la muerte y de la gloriosa resurrección del Señor Jesús.
Al final le dijo, “Pepita, por todos Cristo murió por todo el mundo- por los gitanos también Cristo sufrió y derramó su sangre en la cruz. Por ti Él hizo todo esto, Pepita.”
La gitana estuvo quieta, pensativa un momento. Entonces miró a Stenburg con sus elocuentes ojos negros, y de todo corazón dijo: “Yo lo creo”.
Pepita murió dos años más tarde, pero partió creyendo en el Salvador, y confiada que Él había muerto por ella. Sus últimas palabras fueron, “Todo esto lo hice por ti”.
El museo se quemó hace muchos años, y pereció la famosa pintura. Sin embargo, la pregunta permanece para todos, para ti- “Todo esto lo hice por ti; ¿Qué haces tú por mí?”
Adaptado por David McBride